sábado, 29 de diciembre de 2007

cuentos


una servidora y los camellos, dedicados muy especialmente a mi progenitora.

La colonia doctores y sus misteriosos zapatos colgantes. Pienso darle el mismo fin a mis bambas cuando se acaben de romper.

la virgencita al más puro estilo guía turística, pero la foto y la estatua son reales

Una de las iglesias de Tepoztlan, donde vimos las posadas
Alineación al centro
clasificación de los intentos de los amigos de M. por liar un cigarro con nuestro archifamoso tabaco de liar (causa sensación)


Siempre supe que quería escribir. O más bien: siempre supe que lo único que sabía hacer era escribir. Halagadora noción, aterrorizadora noción, cuando te das cuenta de que no serás feliz sino haciendo lo que más te hace sufrir, y que tendrás que pintar todos los trapos sucios en la hoja en blanco, tus trapos sucios, los de los demás, los del mundo. Y la de vueltas que he tenido que dar para llegar al punto de partida, el punto de partida que es volverse a atrever a escribir así, sin más, sin miedo a la vergüenza, sin miedo al dolor, sin miedo a fallar. Tantos años para decir, bueno, borrón y cuenta nueva, ahora empiezo de nuevo, sin saber nada, dispuesta a equivocarme mil veces más. No creo que aquí, en México, nadie espere que escriba. Más bien me parece que aquí se espera de una mujer que sea una buena ama de casa. Y aunque nadie te lo diga directamente, aunque de esos temas no se hable en ningún lado, se nota. O quizá solo echo de menos que los que me rodean se lean lo que escribo. Marcos no es así. Pero Marcos es la oveja negra de la familia, está bien claro. Sobre todo ahora que está aquí su hermana y se nota como les tratan diferente. A él siempre le caen las broncas –a mi no, que soy invitada-, sobre todo de su madre, de su padre menos porque al final una siempre tiene la impresión que en el fondo su padre está bien contento de la vida que lleva su hijo. Si, no se puede decir que la vida que llevemos sea de manual, no porque no nos portemos bien, que si lo hacemos, pero es que no nos gusta ir de shopping, no queremos un trabajo respetable, ni comprarnos una casa a plazos, ni sabemos dónde estaremos en tres meses, o en un año, viviendo dónde, trabajando dónde, haciendo qué. A mi me encandila, pero ya voy viendo que al resto del mundo no tanto. Y es que el yugo de la sumisión, el cliché de la normalidad, pende sobre el país. Pende sobre todos los países, pero aquí se nota más, porque aquí los contrastes están a la vista de quien los quiera ver. Echo de menos que haya quien me pregunte, cómo va tu guión. Quizá por eso escribo con más rabia y más ganas, como si tuviese que demostrarle al mundo entero que escribir no tiene por que ser solo un hobby para señoritas bien educadas, que no soy una dama respetable ni una distinguida esposa, no, ni hablar, que soy escritora y lo seré mientras siga escribiendo guiones aunque nunca nadie me produzca ni una puñetera secuencia. Y hasta que no me de por vencida no se vale decir otra cosa.

Ya envié el corto al concurso de guiones. Luego lo registré vía internet con la Writers Guild of America, que ni sabía que eso se pudiese hacer, pero si, se puede. Qué honor, tener algo registrado con esos pendejos yanquis, que serán bien gilipuertas, pero tienen la organización más grande y mejor organizada de guionistas en todo el mundo mundial. Y ahora, como dicen, que gane el mejor y mientras tanto a preparar el terreno para la subvención del ministerio de cultura. Hace tiempo que he dejado de pensar que voy a ganar algo. Tal vez lo gane cuando se me olvide qué he mandado a donde, cuando no me lo espere. Y me va bien aprender a perder, porque al irse borrando el miedo a la derrota se pierde el miedo a intentarlo. Pero me ayuda ponerme objetivos y sobre todo imaginar que al menos alguien se leerá lo que escribo ni que sea para descalificarlo. Porque escribir para mi sola me quita las ganas. Sobre todo si se trata de escribir guiones. En fin, ya se que queréis oír historias sobre méxico y no sobre las organizaciones mundiales del guión, y además que culpa tendréis si vosotros sí que os leéis lo que escribo.

En México hubo dos días nublados: el de nochebuena, y el de navidad. El resto de días siempre hace sol porque así es aquí, la lluvia toca en verano, y es raro que llueva en estas fechas. El Distrito Federal es una isla (nunca mejor dicho) aislada del resto del país, por eso quiero salir ya, ver que hay del otro lado. Porque afuera debe haber mil historias, y ya tengo ganas, muchas ganas, de que nos vayamos. Aquí hay folklore auténtico y mucho folklore de mentirijilla, y una cosa a la que me he habituado es a guardar las facturas de todo lo que se compra porque en méxico, si pueden y si te dejas, te dan quilos de novecientos gramos. Por ejemplo el ordenador que se compró la madre de Marcos tenía supuestamente X memoria RAM y ya en la casa vimos que no, que tenía sólo la mitad. Y de vuelta al centro a cambiarlo. Y parecido con el ordenador que le han comprado a Marcos. Lo del ordenador de Marcos es toda otra historia aparte porque me da a mi que cuando Marcos vio que todos se estaban comprando las mil chingaderas se dijo que ni modo, que él también necesitaba un ordenador nuevo. Pero como es Marcos su madre le puso mil pegas a comprárselo. Injustamente, si me preguntáis mi opinión, mi opinión que, obviamente, no es muy neutral. Pero yo sostengo que si hay dinero para comprarle un portátil a la mamá, que casi no lo usa, con más motivo habría que comprárselo al hijo, que sí lo usa, y mucho, y que técnicamente podríamos decir que vive de eso. En fin, tras muchos tiras y aflojas le dieron la mitad del dinero para que se lo comprase. E igual, después de haber comprado una supuesta ganga, ahora no le funciona internet. Y ya me lo veo, otra vez al Zócalo a discutir con el vendedor. Tal vez eso sea una derivación de la mordida.

Se me ocurre que tuve suerte de aterrizar aquí cuando lo hice, y de cómo se me acumularon las muy buenas impresiones que tuve, y quizá por eso me gustó tanto el país. Si hubiera visto los detalles que han ido ocurriendo después tal vez no me hubiese gustado nada. Por ejemplo el otro día cuando fuimos a las luchas, que están en la colonia de la doctores (que se llama así porque todas las calles tienen el nombre de un u otro doctor) nos pegaron un sablazo de vergüenza. ¡Y aún que regateamos! La colonia doctores tiene muy mala fama –se ve que allí te roban en un plis-. Cuando aparcamos el coche llegó la viene-viene. Los viene-viene son los que se dedican al “cuidado” de los coches. En realidad, la mayoría de las veces no hacen nada más que indicarte cómo aparcar, ¡cómo si necesitases a alguien para aparcar en una acera vacía!, pero en fin, así se ganan la vida y normalmente cuando vuelves de tus compras o tus asuntos les das unos pesitos. Pocos. Como un par. Pues esta se nos plantó delante y nos soltó: 40 baros, por ade. Traduzco: cuarenta pesos, y por adelantado! Eso por aparcar en vía pública. 40 pesos por que te cuiden el coche es un robo a mano alzada, y más si es por adelantado, porque obviamente la viene-viene se va a ir en cuanto haya cobrado. Pero claro, en realidad lo que nos estaba diciendo era: o pagas o cuando vuelvas no te encuentras el coche. Marcos le regateó a veinte –que seguía siendo un robo-, pero, obviamente, cuando volvimos, dos horas después, la viene-viene había desaparecido. Y la rabia que me dio que nos extorsionasen así. Eso si, las luchas me gustaron, y mucho. Es como boxeo pero los luchadores van disfrazados y enmascarados y el objetivo principal no es romperle la cara al contrario sino hacer una buena performance. Los luchadores saltan y hacen acrobacias y bromas y en realidad se parece más al circo que al boxeo. Aunque de vez en cuando algún luchador se queda ahí, claro.

En Navidad tuve la oportunidad de probar los romeritos. Los romeritos son un plato hecho a base de hojas de romero hervidas con mole, nopalitos y gambas y son deliciosos. Algo así como comer fideos vegetales con chocolate picante. Quién me hubiese dicho a mi que el romero tenía esos usos! Tenemos que probarlo en cuanto llegue a España. Podemos conseguir el romero en la masía y los nopales los robamos del Parque Güell y listo. El mole y las gambas se compran en el Corte Inglés. También probé las tortas de bacalao y las de pavo, que básicamente fueron los restos de la cena navideña embutidos en pan. Pero el bacalao, cuanto más tiempo pasaba, más bueno estaba. Me dieron ganas de congelar un poco de todo para traérmelo de vuelta y así lo probábais. Pero ni oportunidad tuve porque no quedó ni una migaja. Y mil cosas más que he probado de las que ni de los nombres me acuerdo. Marcos está “tot cofoi” porque dice que su novia es todoterreno y se come lo que sea sin pestañear y sin hacerle ascos (y lo que es más importante, sin ponerse mala) –les presume a sus amigos-; yo también lo estoy porque, la verdad, la comida mexicana es buenísima, pero necesitas un estómago de acero para soportarla, y miedo me daba enfermarme al primer día. Pero ahí se ve que me educaron bien y mientras el marido de Rosalba se enferma a cada rato, ahí está una servidora atascándose de tacos y probando picantes. Me pregunto cuántas papilas gustativas me he cargado ya pero la verdad es que cuando te acostumbras al picante entiendes por qué les gusta tanto…y es que tras la barrera picosa hay mil sabores distintos, tropecientasmil especies de chile y el doble de aditamentos. Y además engancha. A veces me despierto pensando en tamales verdes y el deseo se vuelve algo físico: hay que ir ya, ahora mismo, sin esperar un momento. Y lo peor es que los tamales sólo los venden por la mañana y a poco que te levantes tarde ya te quedas con las ganas. E igual me pasa con el chipotle. Sólo de decir el nombre ya me parece olerlo y me entra un antojo tremendo que casi casi me hace asomar lágrimas a los ojos. Y no, no es que esté embarazada. Es que el picante engancha fuerte. No me extraña nada que la comida mexicana esté nominada a patrimonio de la humanidad. Es como la comida española pero con el añadido de los colores y los sabores de la jungla. Eso es multiculturalismo y lo demás sandeces. Y los antiguos aztecas siguen vivos en cada taquería…

Y espero que os cuidéis mucho. Os echo mucho de menos y me siento lejísimos. Por todos lados veo nombres y marcas catalanas, ya no se si porque me entra añoranza y tengo alucinaciones o porque (sospecho que eso último) los catalanes hicieron su gran verano en méxico. La tele aquí es pura propaganda política, mucho peor que en España, y el gobierno es un fraude que se huele a quilómetros de distancia, ni falta hace que te lo expliquen porque solo de ver los informativos, más claro el agua; y el gobierno asesina y tortura impunemente pero todos hacen como si nada y ahora entiendo, ¡ahora entiendo! Lo fácil que es fingir que todo va bien. Ahora entiendo las novelas y las películas y el famoso lema nazi del “es que no sabíamos”. Es lo mismo. Aquí nadie quiere saber tampoco, aquí nadie quiere pensar que esto es como el resto de Latinoamérica, y que no creo, no me lo creo, que estén tan bien como se figuran. Porque a los mexicanos les gusta imaginarse que viven en un país moderno y plácido. Pero es una mentira que se rasga fácil como la capita de la leche cuando la hierves. Tal vez haber estudiado comunicación me haya servido de eso. Para, al menos, ver cuando y cómo los noticieros mienten. Y qué bien mienten. Pero otro día os cuento más, porque se me caen las metáforas de sueño y se me acaban las pestañas…

Mil besos

1 comentario:

Na Galaena dijo...

De tot el que expliques, el que més em crida l'atenció és l'aspecte culinari. Tamales? Tortas azules? Chipotl? Oh, oh, aquí tens les meves papil·les gustatives, fes-ne el que vulguis! La veritat és que t'imagino somrient, llapis mordaz apunt al mig d'aquest mèxic de somnis que tots els europeus tenim, i tot de colors i olors donant voltes al teu voltant. A mi tb se'm disparen les imatges, quan drescribies los portales es deien? recordava aquella seqüència de la peli de walt disney, Saludos Amigos en que expliquen com es celebra el Nadal per allí baix.
Tan seductor és México? Tot i que pel poc que em conec, sé que no m'agradaria gaire viure en un país on el timo está a l'ordre del día, ja sigui al carrer o al govern... Suposo que és pq jo no en sé, de timar. I pq sóc una europeita que mai s'ha obert a altres realitats. Enriqueix, enriqueix els teus guions com el caldo i el directors cauran rendits els teus peus... Clar que se'm planteja una pregunta... Segur que lo teu és escriure guions...? No voldria desencadenar l'apocalipsis, però crec que tens un estil molt particular de redactar que "es perd" al passa-ho a imatges... Res res, no he dit res. A mi el meu m'està matant, encara no he fet res. I és que no en tinc ganes. Què passa? Potser al contrari del que sempre he cregut, sóc la clàssica futura ama de casa eh? Això sí, que parla idiomes raros. Em portaràs un manual de nahuált per reis?

Des de Madrid, tancada a l'habitació,
Anna